La pregunta no es fácil de responder, o por lo menos hacerlo de forma rápida. Una forma que siempre he usado para salir de estos escollos ha sido empezar definiendo la cosas para luego responder a la pregunta.
Desde hace ya varios años se viene hablando de la Inteligencia Emocional principalmente porque la inteligencia clásica, la académica se ha visto insuficiente para alcanzar el éxito personal y/o profesional. La inteligencia académica no garantiza que seamos más felices ni que nuestras relaciones sociales sean más ricas. Lo mismo sucede en el ámbito profesional , donde se ha constatado que no existe una relación directa entre las personas que alcanzan altos cargos y sus cocientes intelectuales. ¿Qué ocurre entonces? ¿Qué otras variables intervienen en el éxito y la satisfacción de las personas? A estas preguntas trataron de responder Jhon Mayer y Peter Salovey (padres de la Inteligencia Emocional) allá por 1990. Ellos definen el términno de IE como la habilidad de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos de manera adecuada y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás. Este modelo implica cuatro grandes componentes:
* Percepción y expresión emocional: reconocer de forma consciente nuestras emociones e identificar qué sentimientos y ser capaces de darle una etiqueta verbal.
* Facilitación emocional: capacidad para generar sentimientos que faciliten el pensamiento.
* Comprensión emocional: integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y saber considerar la complejidad de los cambios emocionales.
* Regulación emocional: dirigir y manejar las emociones tanto positivas como negativas de forma eficaz.
Es indispensable que la escuela sea promotora de una educación integral, donde además de tener cabida y potenciar la inteligencia académica se fomente también esta otra inteligencia, la emocional. A tal efecto el Informe Delors (UNESCO 1996) reconoce que la educación emocional es
un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una
herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su
origen en el ámbito emocional. La educación emocional tiene como
objetivo ayudar a las personas a descubrir, conocer y regular sus
emociones e incorporarlas como competencias.
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